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Tienes en tus manos un libro que te habla de Jesús.

También tienes a tu lado a una persona que te va a acompañar cuando tú lo vayas leyendo en voz alta. Ella ya conoce a Jesús y lo quiere mucho.

Estoy seguro de que cuando tú lo conozcas también lo vas a querer mucho.

Además, verás cómo te ayudará a ser muy buena persona, a querer mucho a los demás y a po- ner a disposición de los que te necesiten lo mejor de ti.

Escribí este libro para la hija de una sobrina mía que se quiso bautizar cuando tenía 12 años.

Ahora se lo quiero ofrecer a todos los niños y niñas que deseen conocer a Jesús.

Hablemos de Jesús

SKU: 9788412388855
12,00 €Precio
Impuesto incluido
  • Benito Acosta:

    Este librito lo escribí porque creo firmemente que nadie puede tener una catequesis en condiciones sin haber recibido antes el Evangelio de Jesús. Si alguien no ha conocido a Jesús, no se ha entusiasmado con él  y no ha decidido ya seguirle, no le sirve para nada ningún catecismo. Ninguno. Porque ser cristiano no consiste en saber, sino en sentirnos muy felices porque hemos encontrado el mayor de los tesoros: Jesús y su buena noticia. Este libro no es para que sepan más los niños, sino para que se encuentren con Jesús, para que descubran en él algo que puede cambiar sus vidas. Pretendo poner aquí al alcance de los niños lo más importante que nos quisieron decir los cuatro evangelistas, siendo así que el único modo que encontraron para hablar de Jesús fue la narración poética. Tengo otro libro en Editorial Manantial que tiene el mismo fin, pero escrito para personas mayores. Se llama Lectura de la buena noticia. Y ya os he presentado dos libros míos, nacidos de la misma preocupación. Ahora creo que debo prentarme yo: Me llamo Benito Acosta. Soy cura, ya jubilado, y vivo en una residencia para curas que hay en Málaga. Pero nací hace 84 años en Zalamea de la Serena (Badajoz), que era donde vivían mis padres. En el año 1962 me ordené en mi diócesis de Badajoz y allí trabajé en tres parroquias. De todas tengo muy buenos recuerdos. En Málaga también he pasado por otras tres. Estoy muy agradecido a mis profesores de Teología y de Sagrada Escritura. Ellos me enseñaron a convertir en oración y en vida todo lo que estudiaba. Y me ha gustado desde entonces estudiar mucho y en buenos libros, y he tenido por amigos a buenísimos teólogos y estudiosos de las Escrituras, pero tengo que reconocer que ha sido la gente más pobre y sencilla de cada pueblo, muchas veces gente sin prácticas religiosas, la que me han enseñado más teología y me han hecho meditar más profundamente la palabra de Dios. Me falta boca para agradecer a todos lo que les debo. Ha sido también el amor en mi familia un referente para mí que apunta a mi esperanza en el Reino de Dios, donde todos amamos a hermanos, hijos del mismo Padre Dios.

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