El paso del tiempo tal vez haya envejecido algunos poemas y algunos versos pero ha reforzado la idea de que los amores pasados o fingidos, conviviendo con el devenir de los años y la locura del mundo que nos destruye, no son más que una estratagema del destino para recordarnos que somos prisioneros de la amargura. Este drama es lo que permite unirlos en el espacio como el tiempo los unió en su concepción. A fin de cuentas, que el mundo y sus alrededores nos consumen es un argumento universal se presente a través de gusanos y escombros, por medio de la insolencia o participando en un juego donde solo se puede perder.