Santiago Lucio Blanco Rodríguez nacido en Valdelacalzada el 25 de julio del 1.957, vivió sus once primeros años en calle La Luna número 22 en la vivienda de sus abuelos paternos, sus padres se emanciparon y residió en calle Calzada número 20 hasta sus veintidós años. Durante dos años fue seminarista, para acabar su bachiller en el instituto de Montijo, estudió magisterio que acabó, en las prácticas se dio cuenta que los niños no le gustaban. Entonces se dedicó a la construcción en la empresa familiar, como en todas las cosas de la vida, se casó con María López Paredes, nacida en Montijo, tiene cuatro hijos, que le han otorgado, hasta ahora, siete preciosos nietos, “Estos si me gustan, los demás para sus padres”, según me ha comentado más de una vez. Después de nacer su primer hijo, por causas del trabajo se vino a vivir a Talavera la Real, donde actualmente reside. Con la bienvenida de la burbuja inmobiliaria, que fue siempre una treta financiera, apoyada por los gobiernos más fuertes, sin obviar nunca el nuestro, todos vivimos su desenlace final, que es hoy, y seguimos sufriendo las secuelas, su empresa fue una de tantas que se la llevó la crisis de la construcción. Sin trabajo, ya no construía, su autoestima por los suelos, nadie se acordaba de él, ni le pedían presupuestos, “La empresa pasó a llamarse Desolaciones Lucio”, según me comentó un día. Unas arritmias llegaron sin previo aviso, años después un trombo en un pulmón, desesperado se refugió en los libros, intentaba olvidar sus problemas, todos los días cuando se sentaba en su despacho, miraba su correo, nada de nada, a seguir leyendo; como siempre ha sido un hombre de acción, la lectura ya no le llenaba, era demasiado pasiva, empezó con sus cuatro dedos a darle al teclado del ordenador, mira por donde, le gustó esa actividad, su mente inquieta empezó a cavilar, una desangelada mañana, sentado enfrente de su viejo aparato, con menos de tres líneas escritas, le vino una inspiración, a partir de ese momento no dejó escribir.