Es suficientemente conocido por todos el llevado y traído síndrome del año mil como realidad histórica que se ha prestado a toda clase de fantasías medievales y, en nuestro tiempo han sabido captar artistas como Bergman en su película El séptimo sello. De igual modo, trasladan este valor significativo a la realidad actual títulos como «Los cuatro jinetes del Apocalipsis», de Blasco Ibáñez, llevado a la pantalla bajo la dirección de Minelli o la producción «Apocalypse Now», de Coppola, por no citar más que un par de obras maestras, que son la ratificación más evidente de lo que estamos afirmando. De igual modo ha inspirado a artistas plásticos de todas las épocas. Basten recordar los ábsides con el Mesías Pantocrator desde mosaicos bizantinos tan bellos como el de Montreale hasta impresionantes frescos románicos como el de S. Clemente de Tahull, incontables tímpanos de pórticos románicos y góticos, antiguos códices como el Apocalipsis de Bamberg o los de los comentarios de Beato de Liébana, bellísimos tapices como los de Angers, del duque de Anjou o los de la Granja de San Ildefonso, cuadros y grabados de incontables pintores desde Durero y el Greco hasta Zdzislaw Beksinski… Y ¿Qué tema no ha sugerido una inspiradísima obra de arte? La iconografía del Pantocrátor, del Cordero, del Ángel con la trompeta, de los Cuatro jinetes, de la Mujer, del Dragón, de la Jerusalén celeste, del Trono de gloria… Siendo tal vez sus imágenes las más recurrentes en la iconografía cristiana y habiendo influido tanto en las liturgias áulicas de las iglesias, muy al margen de su auténtica interpretación, es sin embargo el libro menos leído en las reuniones de la comunidad y más ajeno a un interés por buscar su sentido profundo, por encima de las circunstancias históricas que lo motivaron así.
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SKU: 9788412315783
5,00 €Precio
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